viernes, 9 de julio de 2010

San Polp Paul




Éste, que ya ha anunciado con su merendola de mejillones la victoria final española, ya está en los altares, y esta vez no he sido yo el encargado de alzarle. Parece ser que este país sigue necesitando encomendarse a los santos en vez de confiar en el trabajo.

Yo confío más en la gente que decora sus edificios y los mantienen con vida (como hermosa y gastronómicamente argumenta Juan) aunque sea con sus rojas pasiones.


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