miércoles, 12 de noviembre de 2008

San Mies



Adjudican los antiguos modernos, con fines propagandísticos, la frase "Dios está en los detalles" a Mies van der Rohe para intentar resumir su forma de hacer. No tengo certeza de que la pronunciase una sola vez, pero como es una cuestión de fe, me lo creo. Así que venero al dios del detalle y le rindo pleitesía a él y a uno de sus profetas, Carlo Scarpa, como sumo sacerdote detallista y me declaro creyente de esta olvidada creencia e intento ser, en lo que puedo y me dejan mis clientes, practicante.
Así que tengo mi propio rosario personal, con el que oro constantemente poniendo el ojo en casi todo aquel detalle que me cruzo. Normalmente, cada cuenta del rosario suele ser una penitencia y un desasosiego para mi sensibilidad religiodetallista.
Pero de vez en cuando veo detalles que compensan todo el sufrimiento acumulado, regocijando mi espíritu y así poder gritar "¡dios existe! y está en los detalles".
Atravesando el paseo del Espolón, estos días hemos visto las esculturas de Manolo Valdés, las cuales han emigrado tal como narraba en su último post el fotógrafo justiciero. Hemos podido ver como servían para clases infantiles, declaraciones amorosas bien compuestas ("Noe te quiero" cada palabra en la espalda de cada coloso) o hasta soporte para campañas publicitarias, además del consabido fondo de turistas.


Pero he encontrado una pequeña intervención digna de mi admiración, más en los tiempos que corren en contra de nuestra fe. Algún encargado de llevar de aquí para allá la exhibición, debió molestarse en venir con tiempo a tomar datos de campo del lugar donde iba a ubicar las piezas. Y observó, supongo que con asombro, las tremendas pendientes existentes en el centro del paseo (cuando la reforma del paseo, ya se le renombró como Valdespolón)
Pues bien, allí decidió colocar los tres colosos, destinando la limahoya al central y a ambos lados sus compañeros, salvando la tremenda pendiente con unas cuñas específicas realizadas a la medida para Logroño, lo cual implica que alguien se molestó en medir la dimensión de la peana y la pendiente del obstáculo geográfico; hubo proyecto (reflexión) y ejecución (oficio). Un prodigio si no un milagro.
A este creyente anónimo, que me ha salvado de la tristeza de los rezos del mes, desde aquí le felicito y le propongo que venga a dar alguna sesión de catequesis en nuestra parroquia.
Lástima que ya no haya feligreses; solo queda el monaguillo de la calle y yo.

2 comentarios:

juan diez del corral dijo...

Qué alegría me has dado con este post porque ¡¡¡¡yo me fijé exactamente en lo mismo!!!! (qué primor en la nivelación para una obra efímera) pero... como ya no escribo sobre estas cosas, el detalle y la observación se me hubieran perdido en el olvido.
En cuanto al slogan de marras ("Dios está en los detalles", que recuerda al "Dios está también entre los pucheros" que decía nuestra Santa de Avila /no dejes de dedicarle un post) no te puedo ayudar documentalmente. En un artículo (creo que en Arquitectura versus decoración) sí que conté un día que el "Más es Menos" no era de él y que él mismo lo dejó dicho en alguna parte.
Gracias por el relevo.

justo rodríguez dijo...

- Os voy a parecer un copión, pero yo también repare en ello, será que tuve buenos profesores en la Escuela...