
Mi amigo y sin embargo
fotógrafo de prensa, me acusaba el otro día en un comentario que me hacía en
el martirio de Santa Yolanda de haberle birlado la foto. Y es cierto; me confieso culpable, ni tan siquiera le cité. En ese mismo post, otro santo lector afirmaba que en Internet no se birla nada, se toma prestado, lo cual rebaja el pecadillo a leve. Con tres posts nuestros o tres aves marinas, redimido.
Y después por supuesto, volver a pecar. Eso sí citando su procedencia, lo prometo por el beato.
Así que tomo prestada esta foto del futuro
carril bici de Juan Díez del Corral.
A mí, los Maristas ya me lo contaron de pequeño (no todo iba a ser rezar) que dos puntos definían una recta.

(Hoy he conseguido que podáis ver en grande la foto)
He marcado sobre la foto y en verde los dos puntos de tangencia sobre los que se define el bordillo límite del carril bici, el cual parece desde esta perspectiva que efectivamente, es una recta. Y si miramos arriba de la foto, dentro de la tercera elipse verde, la tangencia del tercer alcorque nos confirma que éstos están alineados, puesto que eran los árboles preexistentes a la remodelación de la Glorieta los que claramente estaban ya ordenados y no dejaban margen al error. Sin embargo, si nos fijamos lo que he remarcado dentro de las elipses rojas, nos da toda un lección de falta de geometría propia de novatos y/o una mala empresa contratista.
Seguiremos de cerca la evolución de esta obra bicicletera (¿cómo rematarán los adoquines contra el bordillo?) que sin querer saca los colores a otra, que no contenta con haber desertizado de uso la Glorieta desde su remodelación hace ya un puñado de años, ahora nos ofende o nos confirma su torpeza con esa falta de tiralíneas.
Por cierto, si se observa lo remarcado dentro de la línea naranja, los ciclistas que vayan dirección Ayuntamiento, tendrán que comprarse sillines de gel. Este carril estará lleno de tapas de arquetas.