viernes, 12 de diciembre de 2008

Santa Cecilia

El 22 de noviembre se conmemora su muerte y es patrona de la música, de los poetas y de los ciegos. Sus atributos son el órgano, el laúd y las rosas. En su onomástica se me pasó dedicarle unas líneas, cosa que intento subsanar hoy mismo.
La prensa de la época nos dejó constancia de su pasión por la música y en la primera imagen podemos verla con su formación jazzera interpretando el standar Valeriano, ni se te ocurra!

En la segunda instantánea se aprecia su capacidad de concentración en el solo que se marcó con su Hammond en el famoso blues Sacramentarium Leonianum durante su concierto en la basílica que lleva su nombre Santa Cecilia in Trastévere sobre el mismísimo río Tíber, curando la ceguera de los romanos allí presentes, gracias a la poesía de su música.

Bien, pues toda esta intro sirve para fijarnos en la arquitectura que acompaña ambas escenas de las instantáneas (ya sé que no se ve un carajo, pero me entendéis perfectamente) y compararlas con las de esta actuación que la Big Band Piccolo realizó por San Juan de un año de éstos, en los adelaños de la calle del Santo recién citado.


Como fondo de una buena (o incluso mala) música no puede aceptarse semejante arquitectura. Ya sabéis, se trata de la plaza del arbolito (la primera foto se donó al MURAC), cuyos límites se pueden apreciar con detalle en las anteriores y siguientes fotos, las de los pobres músicos y las otras realizadas desde las oficinas del ADER, situadas en el Paseo del Espolón, centro neurálgico de Logroño.
Duelen los oídos al ver las imágenes.





La música necesita, entre otras cosas, arquitectura para alcanzar el nivel de poesía, y el que no lo vea es que es un ciego y necesita de los milagros de Santa Cecilia.

1 comentario:

juan diez del corral dijo...

Me lo temía. Ahora entiendo por qué dejé la música.